sábado, 28 de febrero de 2009

Museo de Shōtarō Ishinomori

En mi último viaje a Japón tuve que ir por varios motivos a Nagoya, Osaka y Kioto, y por lo tanto me compré un Japan Rail Pass, la manera más eficiente, rápida y hasta cierto punto económica que hay de moverse por Japón. El caso es que el JR Pass sirve para una semana (también los hay de dos y hasta de tres semanas) y me sobraba un día, así que decidí sacarme una espina que tenía clavada desde hace tiempo y cogí los bártulos para marcarme un viaje de ida y vuelta en el mismo día a Ishinomaki, una ciudad que queda a un par de horas en tren desde Sendai (que a su vez queda a un par de horas de Tokio en tren bala Shinkansen). Vamos, un poco donde el Buda perdió la sandalia.

Tapa de alcantarilla de Ishinomaki, con Robokon y el Museo Ishinomori

Ishinomaki es la ciudad donde se crió Shōtarō Ishinomori, uno de los mayores y más influyentes creadores de manga de la historia (en este post y en este otro hablé sobre él) y como tal tiene su propio museo, que se inauguró en el año 2001. De hecho, tiene dos museos: uno es este, y el otro está relativamente cerca de este, en la ciudad de Tome, que es donde nació Ishinomori.Desde luego, no es nada usual que un mismo artista tenga dos museos dedicados a su vida y obra, ¿verdad? Eso sí, por escala y facilidad de acceso, sin embargo, se podría decir que el de Ishinomaki es el más destacado de los dos –al otro museo es muy difícil llegar con transporte público; es prácticamente imperativo ir en coche, y además es bastante más pequeñito–.

Un personaje de Ishinomori da un poco de alegría a las gélidas calles de la ciudad

Ishinomaki es una pequeña ciudad cerca de la costa del océano Pacífico que, en pleno diciembre, está prácticamente desierta y a menudo nevada (vamos, que hace un frío de narices). La estación de tren, así como las calles de la ciudad, están decoradas por varias esculturas y motivos dedicados a los personajes del hijo predilecto Shōtarō Ishinomori, por lo que nada más llegar uno ya se siente inmerso en el mundo de Cyborg 009, Kamen Rider o Ganbare! Robokon.

Conjunto de estatuas de Cyborg 009 en la estación

Un personaje de Cyborg 009 montado sobre la estación de Ishinomaki

Estatua de Kamen Rider en una de las calles que lleva al museo

Pero la joya de la corona es el fabuloso Ishinomori-Mangakan* (Museo del Manga de (Shōtarō) Ishinomori), un museo que en inglés se llama de forma totalmente distinta: Ishinomaki Mangattan Museum. Curiosamente, en japonés incluye el nombre del autor mientras que en inglés la referencia es al nombre de la ciudad que lo acoge. Además, lo de Mangattan imagino que viene del hecho de que el museo está situado en una isla en medio de un río (muy bonita localización, por cierto) y supongo que han querido jugar con las palabras “Manhattan” (por lo de que está en una isla) y “manga”. Dudoso gusto.

* Como curiosidad, seguramente ya sabéis que la palabra “manga” se escribe 漫画 en kanji, aunque muchos preferimos escribirla en silabario katakana マンガ por varias razones que serían muy largas de especificar y que aquí no vienen a cuento. Sin embargo, Ishinomori insistió siempre en que la palabra “manga” había que escribirla 萬画. El kanji 萬 (man) es la forma antigua de 万 (man), que significa “diez mil”. Según él, el “manga” es el arte de los “diez mil dibujos”, tal y como indica su “declaración manga”. Sin embargo, solo sus paisanos le hicieron caso, así que en Ishinomaki y su región al manga se lo llama 萬画 en vez de漫画. De aquí que el nombre oficial del museo en japonés sea 石ノ森萬画館 (Ishinomori Mangakan). Un poco chorras, pero bueno.

El edificio del museo, en medio de la isla. Es muy bonito, ciertamente.

El museo en sí es una obra de arte, ya que tiene forma de nave espacial. La idea es que los personajes de Ishinomori (y el propio Ishinomori) han bajado a la Tierra para visitarnos en su nave y en cualquier momento pueden volver a despegar: mientras tanto, pues, disfrutaremos del arte de este gran mangaka. Por cierto, en la biografía de Ishinomori que hay en el museo se dice que nació en 1938, falleció en 1998 y volvió en 2001 (año de la inauguración del museo). Chistosos, estos “ishinomakeños”.
El edificio tiene tres plantas: en la primera, tenemos una interesante tienda con recuerdos del museo y de las obras más famosas del “sensei” (Cyborg 009, Ganbare! Robokon, Kamen Rider, Kikaider y Hotel), además de la impresionante colección en 500 tomos de sus obras completas, que le valió el Récord Guinness póstumo al dibujante de cómic más prolífico.

La tienda del museo

Los 500 tomos de sus obras completas. ¡Impresionante!

El pasillo que lleva hasta la segunda planta es muy interesante: por un lado, una exposición permanente donde se desmenuzan las variadas técnicas que Ishinomori utilizaba en sus obras, usando la obra corta Ryūjinnuma como ejemplo (obra que comentaré pronto en este blog). Por el otro, una especie de escotillas-marco con las caras de los personajes más famosos.

El pasillo que lleva a la segunda planta

En la segunda planta podemos ver por un lado la exposición itinerante de turno (en el caso del día que fui yo, una exposición especial en celebración del 70º aniversario del nacimiento de Ishinomori, con obras y felicitaciones de varios autores de manga y también escritos, obras y objetos del autor) y por el otro la interesante exposición permanente. Esta exposición permanente incluye dioramas muy currados, una bonita maqueta de los apartamentos Tokiwa-sō, exposición de originales, etcétera.

Diorama de Kikaider

Diorama de Hotel

Otro diorama (no identifico de qué serie será, sorry)

Además, se incluyen pequeñas atracciones –como la posibilidad de conducir virtualmente la moto de Kamen Rider– para que puedan disfrutar los pequeños... y no tan pequeños. Lo que pasa es que estas atracciones se pagan aparte, lo que no me pareció muy bien, la verdad, ya que tampoco eran precisamente baratas. También es verdad que fui en pleno invierno y había poquísimos visitantes. Imagino que en verano tiene que ir mucha gente a visitar el museo y si las atracciones fueran gratis habría bastantes follones y colas.

El "amoto" de Kamen Rider. ¿Subes?

Finalmente, en la tercera y última planta se puede visitar y usar a discreción la biblioteca, con mangas de Shōtarō Ishinomori pero también de muchos otros autores (con sección de libros en inglés y chino, aunque no en español), se puede disfrutar de varias cabinas de visionado de anime, uno puede hacer su propio anime sencillito, etcétera.

La biblioteca del museo. Para tirarte una tarde entera leyendo de gorra.

Además, si estás cansado y/o hambriento y sediento siempre puedes meterte en la cafetería-restaurante y tomarte algo de comida o bebida... Con motivos de los manga de Ishinomori.

Lo mejor de la cafetería son sus vistas al río

En resumen, el museo está bastante bien y es interesante. De hecho, ellos se jactan de ser el museo dedicado a un mangaka más grande de Japón, y ciertamente así es: es un museo grande y muy bien pensado, con una arquitectura poco menos que peculiar. Si estuviera cerca de Tokio la verdad es que lo recomendaría bastante, aunque su ubicación hace que su atractivo a ojos del visitante ocasional a Japón hace que disminuya considerablemente a no ser que uno sea mega-fan de Ishinomori y decida dedicar un día entero de su viaje solamente a ir a visitar el museo, y tenga un JR Pass que quemar (si no, la sangría puede ser considerable). Lo bueno es que, aunque la ciudad de Ishinomaki está muy lejos de todo y en mi opinión el museo no justifica un viaje expresamente desde Tokio, queda bastante cerca del famoso punto turístico de Matsushima y por lo tanto las dos visitas se pueden combinar fácilmente.

Gracioso muñeco de Robokon. Por cierto, la mano con la que Robokon pega al robot es un tampón. Pones un papelito debajo y ¡plas! te imprime un dibujo-recuerdo del museo.

PS: Por cierto, si os gustan este tipo de reportajes por museos y sitios relacionados con el manga y el anime, puedo hacer varios más de visitas que hice hace tiempo, como el museo Tezuka, el de Shigeru Mizuki, el pueblo de Gōshō Aoyama, el museo de Animación de Suginami, el museo de Machiko Hasegawa, y cosas así. Podría rescatar las fotos, subirlas y comentar un poco sobre estos lugares. Si os interesa, comentadlo y puedo ir poniendo una al mes o algo así.

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jueves, 19 de febrero de 2009

Dokaben

  • Título: ドカベン –Dokaben–
  • Autor: Shinji Mizushima
  • Editorial: Akita Shoten
  • Revista: Shōnen Champion
  • Años publicación: 1972-81
  • Clasificación: spokon, béisbol
  • Tomos: 48

Siempre había tenido curiosidad por Dokaben, una de las obras más representativas del manga de béisbol y una de las sagas de manga más longevas y con más tomos que existen, junto a los monstruos KochiKame y Golgo 13. Y es que aparte de esta primera serie, de 48 tomos, existen varias secuelas, y todas juntas de momento suman la friolera de 152 volúmenes. Se trata de Daikōshien (1983-87, 26 tomos), Dokaben Pro Yakyū-hen (1995-2003, 52 tomos) y Dokaben Superstars-hen (2004-en curso, 26 tomos y contando). ¡Ahí es nada! Y el caso es que Mizushima se ha dedicado casi siempre al manga de béisbol y también tiene otras obras famosísimas como Abu-san (1973-en curso, 92 tomos y contando) o Ikkyū-san (1975-77, 14 tomos), o sea que, contando otras obras menores que también van sobre béisbol, estamos hablando de unos 300 tomos o más, todos ellos sobre gente que va con bates y pelotitas. Os podéis imaginar, pues, que Mizushima es considerado el verdadero rey del manga de béisbol, ¿verdad?
Dokaben, sin embargo, sigue siendo tal vez su obra más representativa, con permiso de Abu-san, así que ni corto ni perezoso me puse a buscar como siempre el primer tomo aunque, eso sí -ya sabéis mi manía-, debía ser el de la edición original. No valían ni ediciones en tapa dura, ni de bolsillo, ni nada de eso, debía ser la original, tal y como se publicó por primera vez. Pues la verdad es que me costó, ¿eh? No fue nada fácil encontrar el tomo 1 y estuve tiempo buscando hasta que por fin di con él. Y aquí está.

¿Esto es un manga de béisbol? Por el tomo 1, nadie lo diría

Mi primera impresión al leer este tomo fue “¿de verdad esto es un famoso manga de béisbol?” porque la historia en su inicio se centra sobre todo en el judo y cualquiera pensaría que es una historia sobre judo en vez de béisbol. Claro que, sabiendo que 37 años más tarde tenemos 152 tomos de Dokaben en el marcado y que en casi todas sus portadas salen tíos jugando al béisbol, uno puede imaginar cómo evolucionará la historia.
El protagonista, al menos en este primer tomo, es Tarō Yamada, un chico grandullón y muy tranquilo que entra nuevo a un instituto dominado por Masami Iwaki, un matón enorme. El caso es que Yamada tiene un potencial enorme que solo unos pocos son capaces de ver: tiene una tranquila aura que le permite imponerse en ocasiones comprometidas y responder con agilidad a amenazas y retos. Aunque él, claro está, es de talante muy tranquilo y no quiere líos. Evidentemente, al enorme Iwaki no le gusta nada Yamada y empieza a meterse con él, pero cuando le levanta la mano se siente incapaz de hacerle nada. ¡La gota que colma el vaso, sin embargo, es cuando Yamada saca una enorme fiambrera a la hora del almuerzo, tan grande que supera a la de Iwaki, que hasta el momento se jactaba de ser el que traía la fiambrera más grande del instituto! Y de ahí viene el título del manga, ya que “Dokaben” es una manera dialectal de decir “fiambrera grande”. Menuda parida para un título, ¿no? ^_^
El caso es que, cuando los del instituto empiezan a ver que Yamada no es un cualquiera, empiezan a salir tíos que quieren ficharle para su club: el más insistente es Nagashima, el capitán del equipo de béisbol, que no para de tentarle a que se apunte a su club pero al final lo que hace Yamada es apuntarse al club de judo para ayudar a sus miembros a salir de un atolladero en el que se encuentran. No sé cómo sigue el manga a partir de aquí, pero imagino que finalmente convencen a Yamada a meterse en el club de béisbol y que la historia va avanzando hasta que consiguen imponerse en el campeonato nacional de institutos, el famoso “Kōshien”.
Dokaben marcó un antes y un después en el manga de béisbol, que en los años 70 estaba dominado por clones de Kyojin no Hoshi como Astro Kyūdan y demás obras en las que la fantasía en forma de “lanzamientos con súper efecto increíble” robaba el protagonismo al propio deporte del béisbol. Dokaben, al parecer, destaca porque pinta el béisbol de forma realista y evita deliberadamente los ataques fantasiosos. Una obra pues legendaria que con casi total seguridad se quedará sin salir de las fronteras de Japón.

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lunes, 16 de febrero de 2009

Toriko

  • Título: トリコ Toriko
  • Autor: Mitsutoshi Shimabukuro
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Shônen Jump
  • Años publicación: 2008-?
  • Clasificación: shônen
  • Tomos: 3 (en curso)

Siguiendo con mi exploración rutinaria de las series que van apareciendo en las páginas de la Shōnen Jump, llegué recientemente hasta Toriko, una de las que empezaron en el año 2008 y que todavía siguen “vivas” en las páginas de la revista. Mi primera reacción al ver este manga fue “¿un manga sobre cocina en la Jump?” Porque no es habitual que en la Shōnen Jump se publiquen mangas culinarios a lo Mister Ajikko, la verdad. Pero vaya, ¡cuán equivocado estaba!
Toriko no es tanto un manga culinario como un manga de “aventuras culinarias”; no sé si hay precedentes en este subgénero en particular o no, pero la verdad es que me ha parecido muy original y bastante entretenido. Por fin encuentro un manga reciente de la Jump que consigue entretenerme y no aburrirme soberanamente con historias de acción anodina y siempre cortadas por el mismo patrón. Si algo tiene Toriko, eso es originalidad, ya que combina la acción que es marca de la casa de la Jump con una temática totalmente diferente.
Toriko, el protagonista, es un bishoku-ya o “proveedor de delicias” en un mundo imaginario en el que la gastronomía es importantísima y se pagan verdaderas fortunas por ingredientes raros o difíciles de conseguir. Así, el personaje se gana la vida cazando todo tipo de animales o recolectando todo tipo de frutas o verduras para venderlas al mejor postor gourmet. El mundo en el que se desarrolla la historia está lleno de extrañísimos bichos, muchos de ellos comestibles, pero también increíblemente feroces y complicados de cazar, por lo que la recompensa que se ofrece por ellos suele ser considerable.

Toriko cazando un ¿delicioso? pseudococodrilo gigantesco

En resumen, y como historia de fondo, en este manga conoceremos las aventuras de Toriko, un verdadero gigante musculoso, glotón como pocos y con un poder sobrehumano, que se dedica a cazar todo tipo de bichos con el objetivo último de conseguir formar un “menú completo” con los manjares más sublimes que, en su opinión, existen. No hace falta decir que el sentido gourmet de Toriko es extremadamente exigente, por lo que no será fácil crear este menú.
Al principio de la historia, el prota recibe un encargo de la poderosa IGO (International Gourmet Association) en el que le piden que cace a un Gararawani (cocodrilo Garara), un enorme y ferocísimo bicho de más de 300 años de edad que vive en una isla aislada y peligrosísima, poblada por todo tipo de monstruos. El pequeño y enclenque cocinero Komatsu, chef de un restaurante de cinco estrellas, le acompaña en esta misión, y a partir de entonces se convertirá en su sidekick.
En fin, se trata de un manga diferente, muy peculiar, pero también muy entretenido, un soplo de aire fresco para la Jump, que francamente necesitaba un poco de originalidad. Parece ser que el manga está teniendo éxito a pesar de contar con un estilo de dibujo más bien normalito, no muy atractivo, lo que demuestra que muchas veces una buena historia bien contada es más importante que un dibujo espectacular. Si este manga sigue teniendo éxito, no me cabe duda de que algún día lo veremos por estos lares y que pronto se anunciará una versión animada del mismo. A ver cuánto tardan.

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jueves, 12 de febrero de 2009

Adivina qué mangaka es (XII)

¿Os pensabais que me había olvidado de esta sección? ¡No! Seguimos con la mítica sección “adivina qué mangaka es”.
El de esta ocasión puede parecer difícil, pero no lo es tanto. ¿Doy más pistas del porqué? Pues porque nos ha visitado recientemente y seguramente algunos de vosotros tendréis algún autógrafo suyo. Vamos a ver pues una foto antigua del invitado de hoy:


¿Lo sabes? Si no, no tienes más que hacer clic en el link de "Leer el post entero" de aquí debajo y lo sabrás enseguida...

Time machine: 25 años más tarde...

Todo un caballero

Efectivamente, se trata de Monkey Punch, uno de los maestros clásicos del manga, aunque espero no enojar a nadie cuando digo que es uno de los más célebres “one hit wonder” del mundo del manga. Porque, efectivamente, y con todo el respeto por el señor Monkey Punch, su única obra famosa es Lupin III. Lo que pasa es que se hizo taaaaan famosa que solo con haberla creado allá por el año 1967 ya pudo forjarse una fortuna y una fama que le ha permitido vivir toda la vida a su costa. Y es que de Lupin III se han creado numerosos spin-off (casi todos de mano de otros autores), películas y series de animación que le han asegurado una entrada constante de royalties y prestigio a lo largo de estos más de 40 años.
Monkey Punch nació en 1937 como Kazuhiko Katō y se puso el seudónimo Monkey Punch junto a su hermano, con el que creaban sus historias. Ahora, sin embargo, cuando decimos Monkey Punch generalmente no nos referimos al dúo creativo, sino solo a Kazuhiko-sensei, que por cierto es una grandísima persona como pudimos comprobar los que le conocimos en 2007 cuando vino como invitado al Salón del Manga de Barcelona. Trabajador, serio, respetuoso y con un gran interés en el fenómeno manga en España, fue un placer conocer a esta leyenda viva del manga.
La primera foto es de 1982, cuando ya tenía 45 años. La segunda es de cuando vino al Salón en 2007, o sea, que tenía 70 años.

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lunes, 9 de febrero de 2009

Jōdo Shinshū Manga Butsuji Nyūmon (Introducción manga al culto budista del Jōdo Shinshū)

  • Título: 浄土真宗マンガ仏事入門 –Jōdo Shinshū Manga Butsuji Nyūmon– (Introducción manga al culto budista del Jōdo Shinshū)
  • Autor: Tetsuei Okahashi (guión) y Kenji Hironaka (dibujo)
  • Editorial: Hongwanji Shuppan
  • Revista: Daijō
  • Años publicación: 1993-97
  • Clasificación: educativo
  • Tomos: 1

Antes de empezar, me gustaría deciros que estos días he estado pensando en el tema de los macrones y al final he decidido aplicarme el cuento y usarlos en este blog. El método ha sido tan sencillo como montarme una sencillísima macro de Word que sustituya automáticamente ô/û/Ô/Û por sus equivalentes en macrón y pasarla por el texto antes de subirlo. La pregunta obvia es... ¿Cómo no se me había ocurrido antes? En fin, disfrutad de mis textos con macrón con una reseña... Ehm... Peculiar.
Porque mira que con frecuencia reseño obras frikis en este vuestro humilde blog, pero me temo que el manga de esta vez se lleva la palma en lo referido a frikismo, porque se trata nada menos que un manga educativo en el que se explican varios aspectos del culto religioso de la rama Jōdo Shinshū del budismo japonés. ¡Casi nada!
En mi último viaje a Japón en enero, como me pasé por Kioto me entraron ganas de ver si la gran reforma del templo Nishi Honganji había terminado ya, puesto que en el año 2000, cuando vivíamos en Kioto, empezaron unas obras enormes con las que cubrieron todo el templo con una enorme estructura con la que desmontarían todo el enorme tejado y restaurarían el conjunto monumental, uno de los más impresionantes de Japón. El caso es que antes de empezar a desmontarlo todo dejaron que durante una semana o dos el que quisiera podía reservar una visita guiada para ver el andamio y el tejado desde dentro, y ahí que fuimos (fue impresionante). En resumen, nueve años después, las obras en el templo principal que quedó prácticamente desmontado ya han finalizado, pero aún queda mucho trabajo que hacer en los alrededores y ahí siguen trabajando.
El caso es que ahí mismo había una pequeña librería y, como a mí los libros me gustan poco, pues decidí meterme a ver qué había. Para resumir un poco era una librería que solo vendía libros relacionados con la rama Jōdo Shinshū del budismo. Y entre ellos, ¡patam! un manga. Me llamó tanto la atención que no pude evitar comprarlo, friki que es uno.
El libro es una recopilación de pequeñas historietas de cuatro páginas que fueron publicadas mes a mes en la revista Daijō (Gran vehículo) de la editorial Hongwanji Shuppan, brazo editorial del Jōdo Shinshū, entre 1993 y 1994. Sus autores son un monje encargado de un templo en Osaka, que se encarga del guión, y un fiel de Yamaguchi que hace el dibujo.

El sabiondo Dai enseñándonos cómo rezarles a los muertos - The Jōdo Shinshū way

El libro se divide en tres partes “Culto budista”, “Funerales” y “El altar familiar”. En “Culto budista” se nos explican las bases de la religión y la filosofía que predica el Jōdo Shinshū dentro del budismo, como por ejemplo quién fue el fundador de la rama, cómo usar el rosario para rezar, de dónde salen los sutras, cómo comportarse en el templo, etcétera. En “Funerales” se explica cómo vestir al muerto, cómo organizar el velatorio y cosas así, sobre todo centrándose en las diferencias que hay entre la práctica del Jōdo Shinshū y otras ramas budistas. Finalmente, “El altar familiar” detalla cosas sobre los butsudan o pequeños altares que se colocan en las casas de los fieles para rezar y todo esto, haciendo especial hincapié en las diferencias que hay con otras ramas del budismo que existen en Japón.
El conductor de todo esto, y aquí está lo más friki, es Dai, un chavalín que es hijo del monje principal de un pequeño templo de vecindario y que se encarga de responder a las preguntas sobre budismo y culto de sus compañeros y sus vecinos. O sea, un niño sabiondo y repelente que sabe perfectamente cómo rezar, qué ponerle al Buda Amida en el altar según la festividad o rito que toque celebrar y todo eso. Da un poco de repelús, la verdad, ver al amigo Dai siempre con una sonrisita de santurrón y con una respuesta para todo. El estilo de dibujo, además, es una mezcla entre Tezuka y Fujiko Fujio, lo que aumenta la sensación de repelús.
Pero aun así, a mí me ha parecido una lectura muy interesante. No tengo mucha idea de culto budista. Lo único que sabía es que efectivamente existen varias ramas (o “sectas”, pero yo prefiero llamarlas “ramas”) del budismo, de las cuales el Jōdo Shinshū (o "Nueva rama de la tierra pura") era una de ellas. Y he aprendido bastante, vamos, sobre todo de filosofía suya. El caso es que los del Jōdo Shinshū creen que cuando uno muere se va directo a la “tierra pura”, una especie de edén donde mora el buda Amida. Y basándose en esta certeza, pues lo organizan todo alrededor. Por ejemplo, un funeral no es tanto una situación triste, sino una despedida de un familiar o amigo que pasa a mejor vida, ya que a partir de ese momento vivirá al lado del buda Amida en la tierra pura. Por eso, los altares caseros del Jōdo Shinshū no están pensados para rezar por las almas de los muertos, sino para rezar ante el buda Amida, en cuyo alrededor retozan los muertos felizmente. Por lo tanto, no se colocarán retratos de los difuntos en los altares (como se hace habitualmente en las casas japonesas de otras ramas budistas), sino como mucho el libro familiar en el que figuran los nombres de los difuntos, y cosas así. La verdad, una lectura muy friki (porque hay que tener ganas, oye) pero a la vez interesante e instructiva.
Como veis, existen manga de casi cualquier cosa y el manga educativo o divulgativo es un género más del cómic japonés. De hecho, uno puede estudiar casi cualquier cosa a través de manga, ya que si se busca bien se pueden encontrar muy buenas obras introductorias a la historia, las letras o la ciencia en forma de manga. Y francamente es mucho más ameno y placentero aprender a través del manga que a través de áridos libros sin ningún diagrama o dibujo. La verdad, cuando leo algún manga educativo siempre me quedo mejor con los conceptos que si usara un libro normal y corriente. Da que pensar, ¿no? ¿Para cuándo las editoriales occidentales verán el potencial de la educación a través del cómic y lo usarán como una herramienta más? Solo basta tener a un especialista de una materia –que esté mínimamente versado en cómic, claro- y un dibujante medianamente decente para hacer libros de este tipo. ¿No os parece que estaría muy bien estudiar la desamortización de Mendizábal, por decir algo, en cómic en vez que con esos libros de texto soporíferos?

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sábado, 7 de febrero de 2009

Los circunflejos importan

¡Venga, que hacía días que no escribía uno de opinión! En esta ocasión hablaré sobre la romanización del japonés, en particular sobre el alargamiento de las vocales “o” y “u”, para así aclarar algunos temas que veo que no se acaban de captar. Porque, ¿cuántas veces habéis visto escritas cosas como Tôda, Kûkai, Itô, Yûki...? O incluso shôjo, shônen... De hecho, en prácticamente todos los manga traducidos por Daruma (por cierto, ¡estrenamos web!) se utiliza el criterio de romanización que implica el uso de estos acentos circunflejos. Es un criterio que se llama Hepburn que es de largo el más utilizado internacionalmente en la romanización del japonés.

¿Y qué puñetas pintan estos circunflejos ahí? ¿Realmente son necesarios?

Empezaré respondiendo a la segunda pregunta: no, de hecho no son del todo necesarios. Pero si somos puristas y queremos saber la romanización exacta de un nombre, querremos que estén donde les toca estar. Y a mí me gusta que la gente sepa que el nombre de alguien es Yûki y no Yuki. Parece lo mismo, ¡pero de hecho es muy diferente! Sin ir más lejos, Yûki tiene muchos números de ser nombre de chico, mientras que Yuki suena 100% a nombre de chica (a no ser claro que sea un diminutivo de Yukihiro, Yukio, Yukito..., que son nombres masculinos).

Y también, buscando un ejemplo extremo, me gusta que se diferencie entre kûsô (palabra que significa “ilusión”, “imaginación”, “paranoia”) y kuso (“mierda”). Pero es que también existen kûso (“insustancial”, “vacío”) y kusô (un tipo de sacerdote sintoísta). Si no usáramos los circunflejos, leeríamos todas estas palabras como kuso, o sea “mierda”.

Ahora vamos a la primera pregunta: ¿qué pintan estos circunflejos? Se trata de marcas fonéticas que indican que ese carácter se debe pronunciar durante un poco más de tiempo que lo normal. O sea, que para leer Yûki, en vez de “yuki” diremos “yuuki”. Volviendo al ejemplo anterior, “ilusión” sería kuusoo, “mierda”, sería kuso, “insustancial” sería kuuso y “sacerdote” sería kusoo.

Todo esto viene porque en japonés se usa un carácter う (u) detrás de お (o) y う (u) para indicar este alargamiento de vocal. Así, tendríamos ゆうき (yûki) y ゆき(yuki), y luego くうそう (kûsô), くそ (kuso), くうそ (kûso), くそう (kusô). ¿Veis como visto en japonés se ve totalmente diferente? De ahí mi manía de indicar siempre este alargamiento de vocal, porque tengo la sensación de que si no lo indico, el lector español se está perdiendo información. Aparte de que no sería raro que nos encontráramos en un manga a dos personajes, un chico llamado Yûki y una chica llamada Yuki. ¿Cómo los diferencias entonces? Yuuki y Yuki sería una opción, sí, pero si el criterio de romanización es claro y siempre consecuente, entonces sería Yûki y Yuki.

Como veis, este alargamiento de vocal se indica en japonés con う (u), de ahí que exista gente que prefiere romanizar al pie de la letra y poner shounen, shoujo, o kuusou, kuso, kuuso y kusou. Pero a mí esto no me gusta nada, básicamente porque en español tendemos a pronunciar tal cual escribimos y personalmente me duelen los oídos cuando oigo hablar a la gente de que “me he comprado un shoUjo precioso” o “el personaje KitoU del manga tal es genial”. Estas palabras no se pronuncian “shoUjo” ni “KitoU”, sino “shoojo” y “kitoo”. Por cierto, en inglés a veces usan el parche de la “h” para indicar esto, de ahí que veamos kuhsoh, kuso, kuhso y kusoh, y cosas como Kitoh, Yoh Asakura, Ohgaki... Puede servir en inglés, ya que la “h” ahí les obliga a pronunciar con un efecto similar al del original japonés, pero en español no.

Un tema muy importante es que en realidad estos circunflejos deberían ser “macrones”, es decir, rayitas horizontales en vez de “sombreritos”. Así: shōjo, shōnen, Yūki, Kūkai... ¿A que queda muuuucho más bonito? El problema es que ningún tipo de letra usado para rotular manga incluye estos símbolos, e incluirlos implicaría el retoque de cada uno de los tipos de letra utilizados con programas como Fontographer. No todos los diseñadores gráficos, aunque parezca increíble, saben retocar fuentes, y aunque sepan, por experiencia propia os digo yo que sudan bastante del tema. Pero es que además luego hay otro problema, y es que si la imprenta no tiene el tipo de letra retocado, pueden ocurrir verdaderos desastres a la hora de imprimir. O sea, que hasta que no salga un editor pejigueras que se moleste en comprobar todo el proceso y fijar un estándar en este sentido, no veremos ningún macrón en nuestros mangas. Realmente, es un tema delicado y, como no vale la pena arriesgarse a que ocurra un desastre por la parida de los macrones, pues se usa el circunflejo, que es un carácter que existe en todos los tipos de letra, y vamos que nos chutamos. Es una pena, pero en este caso las limitaciones técnicas se imponen y, al fin y al cabo, el circunflejo es un sustitutivo aceptable y aceptado para los macrones.

Y ahora, unos pocos ejemplos ejemplos prácticos de palabras que solemos ver por ahí:

  • 少年 (しょうねん): shônen. Esta está clarísima y no se discute, ¿no?
  • 少女(しょうじょ): shôjo, la primera larga y la segunda no. Shoujo no, por favor. ¿O acaso escribís “shounen”? Porque si escribís “shoujo”, consecuentemente debéis escribir “shounen” para mantener el mismo criterio. Chicas de “Pro Shoujo Spain”, por favor, planteáoslo XD.
  • 女性 (じょせい): josei, ¡CON LA “O” CORTA! Este es un error que veo con frecuencia, gente que escribe “jôsei”. ¡Nooooo! Si os fijais, el じょ “jo” de “josei” es el mismo que el de “shôjo”. Es así como se lee el carácter 女, que significa “mujer”. Shôjo, pues significa “mujer pequeña” (“niña”, vamos), mientras que josei es simplemente “mujer” o “sexo femenino”. Por cierto, "jôsei" (con la o larga) puede significar "de calidad superior", "situación" o "fermentación". ¡Nada que ver!
Por cierto, la expresión “shôjo adulto” es una contradicción en sí misma. Si lo traducimos literalmente, sería “(manga para) niñas adultas”. ¿Niñas adultas? ¿Cómo puede ser adulta una niña? Así que por favor mejor no digáis “shôjo adulto”, decid “josei” o “manga para chicas más creciditas” o lo que queráis. XD

Otras consideraciones:

  • A veces, el alargamiento de vocal se realiza con un carácter お “o” en vez de う “u”. En estos casos hay división de opiniones. Yo personalmente creo que un nombre como por ejemplo とおや debería romanizarse “Tooya” para diferenciarlo de とうや “Tôya”, pero muchos traductores ponen en ambos casos “Tôya”. Lo mismo con los nombres que empiezan por おお (que significa grande). Queda un poco feo poner Ootani, Oogaki, Ooyama, y también queda feo (además que no es muy correcto purísticamente hablando) poner Ôtani, Ôgaki, Ôyama. Así que muchas veces se usa la “h” que usan en inglés porque el efecto en este caso queda bastante resultón: Ohtani, Ohgaki, Ohyama, o incluso se obvia lo del alargamiento de vocal y se pone simplemente Otani, Ogaki u Oyama. Pero este último caso es controvertido, ya que お (o) en nombres propios suele significar “pequeño”, así que si no distinguimos entre おおたに (Ootani) y おたに (Otani) no podemos saber si el original es 大谷 (Ootani, “valle grande”) u 小谷 (Otani, “valle pequeño”). ¡Ya ves!

  • Los propios japoneses no tienen nada claro la romanización de su propio idioma, y muchos de ellos romanizan con métodos antiguos pasadísimos de moda y no oficiales (el Hepburn es el único oficial), como el Nihon-shiki o el Kunrei-shiki, o incluso una mezcla de todos a la vez, sin ton ni son. O sea, que mejor no hagáis caso de un japonés cuando romaniza (a no ser que sea lingüista, claro), porque es entonces cuando la gente se piensa que el nombre del barrio de Shinjuku debe escribirse Sinjyuku, o que el anime que debería pronunciarse Jû-Ô-Sei se pronuncia Jyu-Oh-Sei (menuda mezcla caótica entre romanización Nihon-shiki en “Jyu” y la “h” que usan los ingleses en “Oh”, por cierto, ¡yuck!).

  • Y una consideración final radica en los nombres de los propios mangaka. Son ellos quienes deciden cómo romanizar su nombre y por lo tanto debemos respetar su opción aunque sea algo tan feo como “Kendi Oiwa” (en realidad Kenji), “Tsugumi Ohba” (en realidad Ooba), “Tite Kubo” (en realidad Taito), “Shouji Sato” (en realidad Shôji Satô), “Lazy Hagiwara” (en realidad Reiji), “Matsumoto Taiyou” (en realidad Taiyô Matsumoto), “Yasuhiro Nightow” (en realidad Naitô), "Oh! Great" (en realidad Oogure Ito), etcétera.
¿Qué opináis de todo esto? ¿Me paso de purista? ¿Algo no os ha quedado claro y queréis que lo amplíe? ¡Ya me diréis!

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miércoles, 4 de febrero de 2009

Ningen Kôsaten (Human Scramble / Encrucijadas humanas)

  • Título: 人間交差点 Ningen Kôsaten (Human Scramble / Encrucijadas humanas)
  • Autor: Masao Yajima (guión) / Kenshi Hirokane (dibujo)
  • Editorial: Shôgakukan
  • Revista: Big Comic Original
  • Años publicación: 1980-90
  • Clasificación: seinen
  • Tomos: 27


Ya hace tiempo que me llaman la atención las obras de Kenshi Hirokane, uno de los autores más prolíficos y brillantes de los últimos 25 años; por ejemplo, me fascina la capacidad que tiene de enganchar al lector con las aventuras de Kôsaku Shima, un salaryman japonés al que ha ido ascendiendo en su empresa desde el puesto de jovenzuelo recién incorporado a la misma hasta el puesto de director ejecutivo (pasando por todos los estadios intermedios, claro). Las historias de Kôsaku Shima llevan años y años publicándose en Japón, en varios arcos argumentales de decenas de tomos cada una. Aunque tengo toda la primera serie de Kôsaku Shima en casa, aún no he podido hincarle el diente; pero sí he leído a veces historias sueltas y realmente es un manga muy bien construido y de los que instan a leer sin parar. Shima es el ejemplo más vistoso del subgénero “salaryman manga”, que se dedica a explorar y explicar la vida de personajes oficinistas (igual que sus lectores), con sus aventuras y desventuras, sus éxitos y fracasos.
Además, Hirokane también es el autor de Like Shooting Stars in the Twilight, considerado el primer manga enfocado expresamente a gente de cincuenta años para arriba (el llamado “silver manga” -“silver” (plata) se asocia en Japón a la tercera edad, por lo del pelo “plateado” (canoso)), con historias que pueden atraer a este sector de público lector de manga cada vez más abundante en Japón. De Like Shooting... sí he leído algún tomo y es una obra muy interesante, a ver si la reseño alguna vez.
El caso es que, como seguidor de la trayectoria de Hirokane, siempre había tenido interés por leer algo de Ningen Kôsaten (Human Scramble), el manga que reseño en esta ocasión. Es cierto que había leído historias sueltas alguna vez y me habían encantado, pero estaba esperando a poder conseguir el tomo 1 de la versión en tomo original para hacer la reseña. Ya sabéis que soy un poco fetichista y, aunque podría conseguir fácilmente este manga en formato de bolsillo, que es como está disponible actualmente en las librerías japonesas, he esperado hasta poder encontrar el tomo 1 de la versión original, ya descatalogada.

Amor, odio, rabia, alegría, ira.. Sentimientos a flor de piel

Ningen Kôsaten, con un total de 27 tomos, es un manga compuesto por historias autoconclusivas muy emotivas que tratan sobre las emociones humanas. Son historias que llegan al corazón del lector; algunas son duras, otras consiguen emocionar, otras resultan repulsivas, otras son simplemente maravillosas. Pero todas ellas son muy humanas. El guión en esta ocasión corre a cargo de Masao Yajima, mientras que Hirokane se encarga del dibujo con su maestría habitual. El dibujo es atractivo y aguanta perfectamente el paso del tiempo a pesar de ser un manga que empezó en el año 1980, o sea que ya tiene sus años.
Para haceros a la idea de qué tipo de historias podemos encontrar en esta “Encrucijada humana”, voy a resumir algunas del tomo 1. Una trata sobre una mujer que da a luz en la cárcel al hijo del hombre que la traicionó, y al que, en un arrebato de ira, asesinó. En la cárcel, la mujer enloquece y quiere maltratar al niño, acabar con esa vida cuyo origen tanto detesta (algo así como Lady Snowblood pero al revés). Viendo que el caso es complicado, el médico de la cárcel se lo quita para que no consiga matarlo. Así, pasan ocho años, ella se calma y sale de la cárcel, pero sigue negándose en rotundo a ver a su hijo. Finalmente, el médico (que en ese momento se descubre que lo había adoptado) se lo pone delante y ella, emocionada y rota por dentro al descubrir sus verdaderos sentimientos ante su hijo, carne de su carne, solo acierta a decir, anegada por la emoción del momento, “¿cómo te llamas?”
Otras historias: una mujer despechada que huye muy lejos al descubrir que su amado le estaba siendo infiel y, muchos años después, se encuentra a su ex amante -que no la reconoce- y se acuesta con él por dinero como venganza; una arisca delincuente reformada gracias al buen hacer de un trabajador de un centro de menores; un prestigioso arquitecto que hace muchos años mató a su novia para poder casarse con la hija de su mentor, un gran arquitecto; la triste historia de un condenado a muerte y su relación de confianza con su carcelero...
Resumiendo, grandes historias, grandes argumentos y un manga muy emotivo, excelentemente trazado y dibujado. Una de estas obras de arte del seinen costumbrista que es complicado que veamos por aquí, al menos a corto plazo. Por si tenéis curiosidad, he podido averiguar que existen series de televisión de imagen real, películas también de imagen real e incluso un anime de 13 episodios de 2003 basados en historias de este muy recomendable manga.

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domingo, 1 de febrero de 2009

Bakuman

  • Título: バクマン。(Bakuman)
  • Autor: Tsugumi Ohba (guión) / Takeshi Obata (dibujo)
  • Editorial: Shûeisha
  • Revista: Shônen Jump
  • Años publicación: 2008-?
  • Clasificación: shônen
  • Tomos: 1 (en curso)


Después del sonado fiasco de Obata con Blue Dragon Ral Ω Grad (guionizado por Tsuneo Takano), la nueva serie de los creadores de Death Note ya está aquí. Bueno, en forma de tomo, claro, porque en la Shônen Jump hace meses que se publica y todo cristo se la ha leído ya por scans o a través de la página internacional de Shônen Jump, disponible en inglés, francés y alemán, aparte de japonés. Se la habían leído todos menos yo, claro, que prefiero leer en papel en vez de en la pantalla.
No creo que reseñando esta obra al estilo habitual diga nada nuevo a los miles de fans que ya conocen la historia, pero si eres uno de los pocos que todavía no han sleído lo que hay publicado de Bakuman, solo diré que es una historia que poco o nada tiene que ver con Death Note, y que va de dos chavales que deciden convertirse en dibujantes de manga. Así, con una trama de fondo que mezcla ciertas dosis de romanticismo y problemas de juventud típicos de un gakuen manga, los autores nos presentan el proceso de crear un manga a dúo. El objetivo último de Moritaka (apodado Saikô) y Akito (apodado Shûjin*) es crear un manga que se publique en la Shônen Jump, la revista de manga de referencia, y que llame la atención de alguna productora de anime para que se haga un anime basado en ella. Un anime en el que la voz de la protagonista debe estar interpretada por su tímida y guapísima compañera de clase Miho Azuki, cuyo sueño es llegar a ser seiyû (actriz de doblaje). ¡Y todo eso antes de cumplir los 18 años! Solo entonces se hará realidad el sueño de Saikô, que le arranca a Azuki el compromiso de que, si esto se hace realidad, se casarán (ejem).
Pero donde quiero centrar la atención de esta reseña es en los detallitos que quizás al lector superficial se le habrán escapado o en los que no habrá reparado. El primer tomo de Bakuman, el único que hay disponible actualmente en Japón, me ha parecido muy interesante porque es una especie de “manual” de cómo hacer un manga, solo que disfrazado de manga de entretenimiento con guión entretenido y resultón. En ningún caso, al menos de momento, se nos explica cómo dibujar ojos grandes y brillantes o líneas cinéticas, sino que el contenido didáctico es mucho más sutil que eso, y por consiguiente mucho más interesante que un simple libro de “cómo dibujar”, de los cuales hay a punta pala en el mercado.

Las ideas de Shûjin sobre el manga que van a crear

El primer tomo, de hecho, es más un “cómo guionizar” que otra cosa, ya que sobre todo se centra en el aspecto creativo del guión y los procesos que deben realizarse, tanto si el dibujante es también el guionista como si las tareas se reparten entre dos personas, una que guioniza y la otra que dibuja. Este segundo caso es el de los propios creadores del manga, así como el de sus personajes Saikô y Akito.
Así, aquí los dos personajes discuten sobre la temática que debe tener un manga según lo que esté de moda en ese momento, el estilo que debe tener y lo que hay que tener en cuenta para crear una historia que consiga el éxito. También se nos detalla la manera de trabajar el manga, con un proceso que incluye primero un borrador preliminar (que realiza el guionista con dibujos toscos y separación en viñetas) y luego el propio dibujo. Por cierto, es muy interesante que al final de cada capítulo se nos ofrece un montaje en el que se nos presenta el proceso de creación de una página del capítulo que acabamos de leer: podemos ver el borrador preliminar de Ohba, el borrador adaptado de Obata y luego el dibujo finalizado.
No se esconde en ningún momento la importancia del trabajo del editor, una figura vital en el mundo del manga, y que en Occidente al parecer es totalmente desconocida. Del editor depende en gran parte el éxito o fracaso de un manga. Por supuesto, la pericia del dibujante y del guionista debe ser excelente, pero el editor es realmente el que corta el bacalao. ¡Una figura capital en el manga! Y otra cosa que tampoco se esconde, de hecho se presenta con un “¡zas!” en toda la boca, es que no es fácil llegar a ser un dibujante de manga. Es un trabajo que requiere muchísimo esfuerzo y dedicación, y solo un porcentaje muuuuy pequeño (uno entre cada 100.000 dicen en Bakuman) logra el suficiente éxito como para poder vivir toda la vida del manga. Por si había dudas, vamos, y presentando el tema de forma realista, tal como es y sin que nadie se llame a engaño.
Es muy interesante que en la historia se referencien en otras obras reales, sobre todo de la Shônen Jump, como Dragon Ball, One Piece o Naruto, pero también grandes clásicos del pasado como Ashita no Joe. También tiene un papel muy relevante en la historia la figura de Ikki Kajiwara, considerado el mejor guionista de la historia del shônen y el que puso las bases de lo que es una buena historia en lo que el guión se refiere. Asimismo, también me parece muy interesante el punto de vista de Shûjin, que afirma que quiere dedicarse al manga para conseguir el máximo de fama y dinero. Y cuando Saikô le dice que por qué no intenta ser novelista, Shûjin le replica diciéndole que hay muchas más probabilidades de tener suerte con el manga que con la novela. ¡Vamos, igual que en España, donde los dibujantes de cómic se tienen que comer los mocos!
Viniendo del dueto creativo del que viene, ni más ni menos que los autores de Death Note, no me cabe duda de que veremos esta historia publicada en España en un futuro, así que estad atentos.

* Moritaka se escribe 最高, una palabra que normalmente se lee “Saikô” y que significa “lo más”, “genial”, “fantástico”. En cuanto a Akito, se escribe con unos kanji, 秋人, que también pueden leerse Shûjin. De ahí los dos apodos.

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