sábado, 29 de agosto de 2009

Nanatsu no kao o motsu otoko, Tarao Bannai (Bannai Tarao, el hombre de los siete rostros)

  • Título: 七つの顔をもつ男、多羅尾伴内 –Nanatsu no kao o motsu otoko, Tarao Bannai– (Bannai Tarao, el hombre de los siete rostros)
  • Autor: Kazuo Koike (guión), Shôtarô Ishinomori (dibujo), Yoshitake Hisa (historia original)
  • Editorial: Kôdansha
  • Revista: Shônen Magazine
  • Años publicación: 1978
  • Clasificación: shônen, misterio
  • Tomos: 5

Al final he tenido que dejar el blog de lado durante dos semanitas, pero por una muy buena causa: ¡mi hija Gemma nació el pasado 20 de agosto! Y esto de ser padre es un oficio absorbente, de verdad XD. Pero bueno, creo que ya todo empieza a volver a su (nuevo) cauce. En fin, vamos allá y retomemos el blog:
No recuerdo en qué librería de segunda mano de Tokio compré este tomo ni cuándo, pero viendo los nombres en la portada entiendo inmediatamente por qué alargué la mano hacia el libro y me hice con él sin pensarlo dos veces. No es para menos: en el guión tenemos a uno de los guionistas más prestigiosos del manga de todos los tiempos, Kazuo Koike (El lobo solitario y su cachorro, Lady Snowblood, Hanzo el camino del asesino...), mientras que a los lápices tenemos al mismísimo “rey del manga” Shōtarō Ishinomori. ¿Qué amante del manga clásico querría perderse una colaboración de este nivel?
Lo curioso es que esta obra no aparece apenas mencionada en las bibliografías ni de Koike ni de Ishinomori (salvo en las bibliografías más completas, claro). ¿Entonces qué pasa? Después de leer el cómic, tengo que decir que no es ninguna maravilla en ninguno de los dos aspectos, ni en el guión ni en el dibujo, pero tampoco me ha parecido tan malo como para merecer que la Historia se olvide de él. De hecho, tiene detalles muy buenos y se deja leer de forma bastante trepidante, lo que ojalá muchos manga de hoy en día pudieran decir.
Las aventuras del detective Bannai Tarao (vaya apellido más desafortunado, por cierto XD) son una serie de novelas creadas por Yoshitake Hisa a partir de la posguerra y que obtuvieron mucho éxito durante los años 50, cuando fueron adaptadas a la pantalla grande. Koike e Ishinomori quisieron rendir homenaje a este carismático personaje y le dedicaron este manga en 1978, ya años después de su gran “boom”.

La famosa frase trademark de Tarao: “A veces soy chófer tuerto, a veces marinero de ultramar, a veces gran magnate, a veces bien vestido caballero de mediana edad, a veces cocinero chino, a veces misterioso cazador, y a veces el detective Bannai Tarao... Y sin embargo, mi verdadera identidad... ¡Es la del mensajero de la justicia y la verdad: Taizō Fujimura!”

El manga nos cuenta las tribulaciones de un envejecido Bannai Tarao que busca desesperadamente a algún joven digno de convertirse en el segundo Bannai Tarao. Un día conoce a Junpei Shitai, un joven muy impulsivo y testarudo, y decide investigarle para ver si se corresponde con la idea que tiene del que debería ser su sucesor. A pesar de lo brusco que es y los aparentes problemas de carácter que tiene Junpei, Tarao decide finalmente que este chico es su sucesor ideal... Y se enfrasca en la tarea de atraerle hacia sí y convencerle de que herede su puesto, el puesto del prestigioso detective de las “siete caras” (siete disfraces con los que es capaz de camuflarse en cualquier entorno).
Junpei es más tozudo que una mula y no se deja convencer por Tarao y así empieza un tremendo estira y afloja entre los dos. Al final del primer tomo, por fin Tarao convence a Junpei para ser su sucesor y... la verdad es que en este punto me quedé con ganas de más, pero como solo tengo el primer tomo no sé cómo sigue. En fin, a ver si algún día tengo la oportunidad para ver cómo sigue el manga.
La verdad es que me ha gustado el manga, sí. Me ha parecido entretenido, bien narrado (cómo no, viniendo de la mente de Koike) y bien dibujado para la época. No entiendo cómo aparentemente no consiguió gran repercusión en su momento...

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sábado, 15 de agosto de 2009

Estatua de Gundam y Estudios Sunrise

  • Nombre del lugar: ガンダム像とサンライズ本社 Estatua de Gundam y Estudios Sunrise
  • Dirección: Estación de Kamiigusa (Google Maps)
  • Cómo ir: La estatua de Gundam está nada más salir por la salida sur de la estación de tren de Kamiigusa (línea Shinjuku, ferrocarriles Seibu), mientras que los estudios Sunrise están a unos cinco minutos a pie por esa calle en dirección este.
  • Precio: ---
  • Horario: ---
  • Web de Sunrise: http://www.sunrise-inc.co.jp/international/index.html


Este año 2009 marca el 30º aniversario de la primera emisión de la mítica serie Kidō Senshi Gundam (Mobile Suit Gundam), una serie que remodeló el anime de mechas y representó un hito en la historia de la animación japonesa y, por extensión, mundial. Como celebración de la efeméride, se ha construido una estatua enorme de “tamaño real” (¡18 metros!) en la zona de Odaiba, Tokio, algo que es bien conocido por todos los otakus del mundo por la gran repercusión que ha tenido. Me refiero a esta misma estatua (fotos tomadas, retocadas y cedidas por el insigne David Morales de Nihoneymoon):

El Gundam gigante de Odaiba, escala 1:1

La tontería del asunto es que la impresionante estatua solo se podrá ver hasta el 31 de agosto de este mismo año. Sí, sí, habéis leído bien: la inauguraron el 11 de julio y la desmontarán el 1 de septiembre. No soy capaz de entender por qué hacen tal cosa, por qué se gastan semejante cantidad de dinero en hacer algo tan friki y tan impresionante y luego lo desmontan al cabo de un mes y medio. Espero en mi fuero interno que hagan como hicieron con la “Casa de Satsuki y Mei” de Totoro, que la construyeron para la Expo Universal de Aichi 2005 con la idea de destruirla cuando terminara la Expo y al final, por presión popular, la salvaron. Ojalá, pues, encuentren un sitio donde trasladar la estatua a escala 1:1 de Gundam, ¡ni que sea por mi egoísta deseo de ir a verla en persona algún día! Seguro que ciudades o zonas candidatas para albergar la estatua a coste cero las hay a porrones...

Tate, komukin! (¡Alzaos, ciudadanos!) <-- Friki-frase famosa de Gundam

Sin embargo, no muchos conocen dos detalles: 1. No es la primera vez que se intenta la construcción de una maqueta 1:1 de Gundam. En el difunto Museo Bandai (un día de estos le dedicaré un post) construyeron exactamente lo mismo, solo que... Solo la parte de los hombros y la cabeza. 2. Existe otra estatua de Gundam en Tokio, por lo que aunque vayáis a la capital japonesa y no podáis ver la estatua de Odaiba, podéis compensarlo yendo a ver esta otra.

Ai-senshi (El alicaído guerrero) <-- Subtítulo de la 2a peli

Y aquí es donde quiero llegar con este post, porque en marzo de 2008 se dedicó una estatua de bronce a Gundam en el barrio de Kamiigusa, y al parecer fue un hecho que pasó bastante desapercibido en Occidente, puesto que yo no recuerdo haber visto la noticia en su momento. De hecho, no recuerdo cómo me enteré de que existía, creo que en un momento dado el editor de Gundam The Origin, que acompañó a Yoshikazu Yasuhiko al Salón del Manga de Barcelona 2008 (y que me dibujó en su crónica del viaje ^_^), me lo mencionó y yo guardé el dato en mi mente hasta que este marzo pasado, mientras me encontraba en Tokio, decidí investigar más e ir a visitar la estatua.

Kiosco de la estación pintado con motivos Gundam

Y así, junto a mi amigo David, que hizo un making of de la visita, ni cortos ni perezosos nos dirigimos a Kamiigusa, donde está esta estatua. ¿Por qué Kamiigusa, precisamente? Porque es allí donde se encuentra la sede de los estudios de animación Sunrise, responsables desde el principio de la saga Gundam, además de otros anime como Keroro, Gintama, City Hunter o Kekkaishi, por nombrar solo unos cuantos.
La estatua en cuestión se encuentra nada más salir de la estación de Kamiigusa, en la salida sur. Es de bronce, mide unos dos metros de altura, y representa al Gundam RX-78-2, el original, levantando un brazo y mirando al cielo. La estatua tiene el título Daichi kara (Desde el suelo), y la verdad es que es bastante chula. Si eres fan de Gundam, qué menos que ir a visitarla y sacarle unas fotos, ¿no?

Varios ángulos de la magnífica estatua

Para completar la visita, qué mejor que andar escasos cinco minutos en dirección este y visitar las oficinas de Sunrise, al menos desde fuera. Por el camino, una calle comercial de esas típicas y tan encantadoras de Japón, uno puede encontrarse varias frikadas, como banderolas de anime o persianas de comercios pintadas con motivos Gundam.

Banderolas y persianas de comercios en Kamiigusa

Una vez ante las oficinas de Sunrise, lo suyo es acercarse hasta la puerta para fisgar un poco. El hecho es que las puertas son automáticas y, cuando te acercas, se abren y dan a un pequeño vestíbulo en el que hay dos ascensores y no hay ni recepcionista ni nada. Lo sorprendente no es tanto esto, como que ahí se exponen varias figuras, muñecos y cosas así. ¡Y sin nadie vigilando! En fin, otro dato más sobre cuán seguro es Japón como país, ¡anda que en España durarían más de dos horas unas suculentas figuras de Gundam o Keroro expuestas en un vestíbulo desierto y sin nadie a la vista!

Las oficinas de los estudios Sunrise

Aprovecho el post para recomendar encarecidamente que veáis la serie Mobile Suit Gundam (la original de 1979, de 43 episodios, o alternativamente las 3 películas que resumen toda la serie) y/o leáis el manga de Yoshikazu Yasuhiko Gundam The Origin. Yasuhiko-sensei fue el diseñador de personajes de la serie (una de las “tres patas” creativas de Gundam junto con Yasuyuki Tomino –el director y creador del concepto– y Kunio Okawara–diseñador de mechas–) y, tras unos años de dedicación al anime, se volcó enteramente en el manga, campo en el que se ha destapado como un verdadero genio.
Yo, si os tengo que decir la verdad, no me había interesado en Gundam hasta hace muy poco. Ya hacía tiempo que me interesaba, pero nunca encontraba el momento y además estaba muy desorientado con tanta serie y versiones (no sabía por dónde empezar, vamos). Concretamente el motivo de que empezara a meterme en Gundam fue la visita al Salón del Manga 2008 de Yasuhiko-sensei y su editor, Tomoya Hirao. Yasuhiko-sensei resultó ser una persona encantadora, modesta y en definitiva fue un gran placer y un honor poder conocerle y trabajar con él. Hirao, aparte de ser un editor increíble y apasionado, es el mayor friki de Gundam del mundo mundial y consiguió transmitirme su pasión. Por si fuera poco, una vez en Japón, me dejó las películas-resumen de Gundam y me regaló una colección completa del manga Gundam The Origin. Ahora soy un Gundam-adicto declarado. Estoy enamorado de la historia y del planteamiento, y asombrado por la profundidad de su temática y de los acontecimientos que ahí se suceden, unos planteamientos muy avanzados a su tiempo. ¡Fueron realizados hace 30 años (y copiados vilmente por Hideaki Anno en Evangelion, por cierto. ¡Menudo plagio de Gundam es Evangelion!)! Estoy impresionado por la maestría con los lápices de Yasuhiko-sensei (¡sus dibujos a color con acuarelas, sobre todo, son preciosos!)
En fin, si os interesa Gundam, de verdad recomiendo encarecidamente el manga Gundam The Origin (publicado en España por Norma), que es un recuento en manga de la serie original de anime, con más detalle y que además explica cosas que no se aclaran en el anime (como el pasado de Char Aznable). Es una obra maestra del manga en general.
Jolines, menuda diatriba me ha salido... ¿He conseguido convenceros de lo rabiosamente buena que es Gundam? XD

Bonus track: ¡que no falte la foto friki!

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miércoles, 12 de agosto de 2009

Shinpika Mizuki Shigeru-den

  • Título: 神秘家水木しげる伝 –Shinpika Mizuki Shigeru-den– (Autobiografía del “misteriorista” Shigeru Mizuki)
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Kadokawa Shoten
  • Revista: Kai
  • Años publicación: 2006-07
  • Clasificación: seinen, autobiografía
  • Tomos: 1


No creo que, después de haber leído la Autobiografía de Shigeru Mizuki, hubiese reparado nunca en esta obra, una de las más recientes del veteranísimo autor. Pero resulta que los tres tomos de la Autobiografía los conseguí en una subasta por internet y que este tomo venía como regalo extra del subastador. Así, sin comerlo ni beberlo, acabó en mi casa y me lo leí después de terminar los tres tomos de la biografía.
Estamos, de nuevo, ante una obra autobiográfica de Mizuki, la enésima después de Nonononbaa to ore y Mizuki Shigeru-den, y básicamente cuenta lo mismo que esta última. Pese a todo, a mí me ha gustado mucho leerla ya que, a pesar de el contenido es muy parecido, esta obra lo cuenta todo de forma más resumida (son 350 páginas, frente a las 1500 de la autobiografía) y por lo tanto más fácil de digerir.

Mizuki dibujando manga con su mujer embarazada de su primera hija

También incorpora algunos elementos de fantasía, como fantasmas corriendo por ahí, y sobre todo subsana uno de los defectos que le encontré a la autobiografía extensa. Aquí sí, cuenta Mizuki cómo empezó a dibujar, por qué se sintió atraído por el dibujo y por qué decidió hacerse dibujante. Además, como es una obra realizada un par de años después de la autobiografía, hacia el final cuenta cosas como la inauguración del museo y la calle en su honor en su pueblo, Sakai-Minato (que en la autobiografía relata de forma bastante circunstancial), y también comenta lo del premio que ganó en Angoulême por Nonnonbaa to ore.
El máximo defecto que se le puede achacar a esta obra es que, claro está, por su corta extensión no se recrea demasiado en según qué cosas y pasa muy por encima de un suceso a otro de su vida, pero como biografía resumida la verdad es que está muy bien.
Si me dijeran que alguien quiere publicar en España la autobiografía de Mizuki y me pidieran que eligiera entre esta obra o Mizuki Shigeru-den, la verdad es que no sé qué haría. Por un lado, la autobiografía es extensísima y detalladísima, muy interesante, pero son 3 tomos de 500 páginas, con lo que el coste de producción se dispararía y, dependiendo de las ventas que obtuviera, si fueran bajas sería un negocio ruinoso. Por otro, este libro es menos interesante pero es un solo tomo, por lo que sería más fácil de amortizar. Hmmm, ¿vosotros qué haríais?

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lunes, 10 de agosto de 2009

Kappa Sen’ichi ya (Las mil y una noches kappa)

  • Título: 河童千一夜 –Kappa Sen’ichi ya– (Las mil y una noches kappa)
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Varias
  • Años publicación: 1986 (esta edición)
  • Clasificación: shōnen, seinen
  • Tomos: 1


Probablemente, si sois asiduos a la lectura de manga, conoceréis la figura de los kappa, estos seres que viven en pantanos y ríos de aguas claras, que tienen apariencia de tortugas, con membranas entre los dedos, una coraza a la espalda y un peinado en plan fraile budista. En plena coronilla, tienen una especie de “plato” que siempre debe estar lleno de agua, porque si se vacía, el kappa morirá. A los kappa les encantan los pepinos y luchar al sumo, entre otros tópicos que se repiten a la saciedad en los manga y anime. En fin, si queréis información más detallada, os remito a la Wikipedia.
Una de las obras más conocidas de Shigeru Mizuki, el maestro manga del folklore y los seres sobrenaturales de Japón, es Kappa no Sanpei, es decir, Sanpei el kappa. Aún no he podido leer Sanpei, por lo que nada puedo decir de ella, pero hace años cayó en mis manos este libro sobre kappa también dibujado por Mizuki, aunque hasta hace muy poco no había encontrado el momento para leerlo. Este libro es el primero de una serie de cuatro publicados por Kōdansha a mediados de los años 80, y cada uno de ellos tenía la particularidad de ser una recopilación de historias cortas relacionadas con un tema o un ser sobrenatural en concreto. Así, el tomo 1 va sobre kappa.
Lamentablemente, en ninguna parte aparece la fecha ni la revista original de publicación de las historias recopiladas en este libro, pero por lo que he podido investigar, muchas de ellas fueron publicadas en tomo por primera vez en 1970 por la editorial Futabasha, así que se puede deducir que son historias creadas durante los años 60 en varias revistas.

Historias de kappa

Ha sido bastante sorprendente leer este grueso tomo de 367 páginas porque la imagen de los kappa que da Mizuki es muy diferente a la imagen que se fomenta actualmente de ellos. Me explico, en la amplia mayoría de las obras en las que aparecen kappa creadas en los últimos años, se nos presenta a estos seres como personajillos adorables, monísimos y muy inocentes. Esto no significa necesariamente que sean obras malas, sino que la imagen que dan de los kappa es muy diferente a la visión tradicional de ellos.
Por cierto, aprovecho para recomendaros la peli de anime El verano de Coo, que ha sacado recientemente Selecta Visión. La verdad es que es cosa fina, una película maravillosa que me temo pasará desapercibida pese a su grandísima calidad. El verano de Coo, con un planteamiento muy Ghibli, está protagonizada por un adorable kappa.
La imagen tradicional de los kappa, en contraposición, es la de peligrosos seres que, a la que te despistas, te atrapan y te succionan las entrañas por el agujero del culo. Como veis muy lejos de los kappa actuales. Pues bien, en estas obras de Mizuki no es ni una cosa ni la otra: los kappa son feos y bastante tontuelos, pero no tienen ni pizca de maldad y acaban a menudo siendo víctimas de los humanos, que se aprovechan de ellos o directamente los matan. Se trata de un punto de vista intermedio entre la visión tenebrosa que se tenía de ellos hasta el siglo XIX y la imagen adorable que se fomenta actualmente, lo que es bastante curioso ya que podríamos decir que Mizuki es como el “eslabón” que une a las dos tendencias de presentar a estos seres.
Las historias en sí están bastante bien, algunas son mejores y otras peores, pero en general tienen una pátina bastante oscura y tenebrosa que hace que la obra se quede más en el terreno del seinen que del shōnen. El tomo se complementa con un par de historias no relacionadas con los kappa, pero también muy interesantes.

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viernes, 7 de agosto de 2009

Tetería Kitarō

  • Nombre del lugar: 鬼太郎茶屋 Kitarō Chaya (Tetería Kitarō)
  • Dirección: 5-12-8 Jindaiji-Motomachi Chōfu-shi, Tōkyō-to (182-0017) (Google Maps)
  • Cómo ir: En bus Keiō u Odakyū (dirección Chōfu-eki kitaguchi) desde las estaciones de Mitaka o Kichijōji (JR línea Chūō) / En bus Keiō (dirección Jindaiji) desde las estaciones de Chōfū o Tsutsujigaoka (Keiō) / En bus Keiō u Odakyū (dirección Mitaka-Kichijōji) desde la estación de Chōfu (Keiō). Parar en las paradas Jindaiji Iriguchi o Jindaiji Shōgakkō y andar unos cinco minutos
  • Precio: entrada gratuita
  • Horario: De 10.00 a 17.00. Último pedido de comida o bebida a las 16.30. Cerrado los lunes no festivos.
  • Web (solo en japonés): http://www.youkai.co.jp/chaya.html

Cuando Shigeru Mizuki se mudó definitivamente a Tokio, fue a parar a la entonces pequeña ciudad de Chōfu, al oeste de la capital japonesa, y aún vive allí desde hace décadas. Por tanto, en Chōfu también le tienen un aprecio especial al anciano maestro mangaka, y en 2003 decidieron dedicarle un pequeño espacio: esta “Tetería Kitarō” (Kitarō Chaya).

La tiendecida de merchan y paridillas

Fue en marzo de 2008 cuando me entraron ganas de dar un friki-paseo de los míos y decidí ir primero a la Kitarō Chaya y después al bar-restaurante Jackson Hole (de Nana), ya que ambos sitios están en Chōfu y calculé que podía ir por la mañana a la tetería y luego llegar al Jackson Hole justo para la hora de comer. Desde la tetería hasta el Jackson Hole hay un buen trecho, unos 40 minutos andando o así, y no puedo decir que recomiende especialmente el paseo ya que no vi nada interesante en el camino: ninguna tienda rara, ningún templo misterioso, nada. Así que, si quieres ir a la Kitarō Chaya, tal vez es mejor ir y volver en bus y punto.

¿Qué mejor lugar para relajarse que la terracita? ¡Genial!

En fin, ¿y qué es la Kitarō Chaya o “Tetería Kitarō”? Pues se trata de una antigua tetería de madera tradicional japonesa, perfectamente conservada, solo que adornada con motivos yōkai desde que en 2003 fue convertida en lo que es ahora. Es un sitio encantador. En la planta baja tenemos una zona en la que se vende todo tipo de merchandising relacionado con la obra de Mizuki, incluidos libros y mangas suyos, y un apartado con dos o tres mesas donde uno puede sentarse a tomar un té (por supuesto, que por algo es una tetería) y algún dulce. Destaca el Medama oyaji kuri zenzai (Zenzai con castaña del “padre ojo”), donde se nos sirve un delicioso zenzai con una bolita de mochi que representa al padre de Kitarō (básicamente, un ojo con patas). Estaba muy bueno, por cierto. Ah, también destaca la “Cerveza Kitarō” y otras chorradillas del estilo.

Aquí te puedes sentar a tomar tu té o tu comida. Atención a los detallitos y muñequitos.

Luego, se puede subir por una estrecha y empinada escalera de madera al piso de arriba, donde hay una pequeña muestra de estatuillas yōkai y demás, así como una encantadora terracita en la que relajarse un rato en medio de la tranquilidad de la zona, ya que da a un pequeño estanque con tortugas. Lo que más me gustó de la tetería es la generosa cantidad de detallitos que hay por todas partes, como muñequitos de seres sobrenaturales por aquí o por allá, pequeñas representaciones de yōkai pintadas o colgadas en los sitios más inesperados, etcétera. Se nota que lo hicieron con muchísimo cariño.

Detalles encantadores por doquier

La Kitarō Chaya está situada al principio de una pequeña calle que lleva al templo budista Jindaiji. Es una de las típicas “calles de peregrinaje” con numerosos comercios tradicionales que venden recuerdos, comida y amuletos varios (como muñecos daruma). Este tipo de calles que conducen a templos pueden ser encantadoras o más bien sosas, pero en el caso del Jindaiji os aseguro que es una de las calles más con más carisma que he visto en Japón; realmente bonita y con mucha variedad de tiendas, chiringuitos y ambiente.

¡Y más detalles!

Francamente, hay que tener bastantes ganas de ir a este lugar, ya que el acceso es bastante complicado e implica subir a un bus, lo que no es fácil si uno no sabe japonés o va con alguien que sepa. Aun así, tampoco es imposible llegar si uno se enrolla con los pasajeros del autobús o con el conductor y les dice que “avíseme cuando lleguemos al Jindaiji, kudasai”. Si tienes una mañana en Tokio, no sabes qué hacer y te gusta o interesa el mundo de Shigeru Mizuki, recomiendo mucho esta visita. Por cierto, creo que se puede combinar bien con una visita al Museo Ghibli, ya que desde la estación de Mitaka (donde está Ghibli) se puede tomar un bus hacia el templo Jindaiji.

¡Y más estatuillas y detalles!

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miércoles, 5 de agosto de 2009

GeGeGe no Kitarō

  • Título: ゲゲゲの鬼太郎 –GeGeGe no Kitarō–
  • Autor: Shigeru Mizuki
  • Editorial: Kōdansha
  • Revista: Shōnen Magazine
  • Años publicación: 1965-70
  • Clasificación: shōnen
  • Tomos: 9

No se puede hablar del gran autor Shigeru Mizuki sin mencionar su obra más conocida, GeGeGe no Kitarō. Antes de empezar con la reseña, quiero puntualizar que Kitarō es un personaje con muchas versiones, ya que Mizuki lo ha estado utilizando durante toda su vida profesional: ya empezó con él en su época de dibujante de obras de “teatro ilustrado” kamishibai, cuando lo tituló Hakaba no Kitarō (Kitarō del cementerio), y luego, a finales de los 50, recuperó al personaje para el mercado de librerías de manga de alquiler (kashihon’ya), con el mismo título y con un enfoque bastante siniestro.
En 1965, en pleno boom de las revistas semanales de manga, la editorial Kōdansha se fijó en Mizuki para que creara una nueva obra para la Shōnen Magazine, a lo que él respondió recuperando el personaje de Kitarō y suavizando sus características para que fuera apto para el público juvenil que leía la revista. El título siguió siendo Hakaba no Kitarō hasta que, en el momento de adaptar la obra para la televisión, le pidieron a Mizuki que cambiara el título a algo menos siniestro porque si no sería imposible conseguir un patrocinador. Así, Mizuki decidió ponerle GeGeGe no Kitarō (“Gege” es la onomatopeya japonesa para cuando te dan un susto espantoso, y además era el mote de juventud del propio Mizuki), título con el que pasaría a la posteridad.
Después de que GeGeGe no Kitarō fuera cortado en la Shōnen Magazine, la Shōnen Sunday de Shōgakukan recuperó al personaje y le dio una nueva oportunidad, y desde entonces Kitarō ha aparecido en multitud de ocasiones, en varias revistas para varias editoriales. No sé cuántos tomos ocupan en total las “obras completas” de Kitarō porque francamente es muy lioso todo el asunto, pero aquí voy a centrarme únicamente en la edición para Shōnen Magazine, de 9 tomos, que fue la que sacó al personaje del ostracismo y le permitió triunfar. Como veis en el scan de la portada que pongo aquí, el título es ゲゲゲの鬼太郎 (GeGeGe no Kitarō) pero arriba, en pequeñito, pone 「墓場の鬼太郎」改名, que vendría a ser algo como “anteriormente titulado Hakaba no Kitarō”. En la cotizadísima primera edición de este tomo, el título era pues Hakaba no Kitarō, pero luego fue cambiado a GeGeGe no Kitarō –mi edición es la 2ª, de 1968–. Esta inscripción que figura en mi tomo solo figuró durante un tiempo; a partir de poco ya desaparecería y solo pondría ゲゲゲの鬼太郎 (GeGeGe no Kitarō).

Kitarō y algunos de sus coleguillas monstruosos

Bueno, ¿y de qué va el famoso Kitarō? Pues son episodios autoconclusivos, que pueden tener entre veinte y ciento y pico páginas, sobre varias aventuras vividas por Kitarō, el último superviviente (junto a su padre: un ojo parlanchín y con patas) de la tribu de los Espíritus. Kitarō es una especie de niño misterioso que siempre va con el flequillo tapándole un ojo (en realidad no tiene ojo ahí, sino la cuenca vacía), una chaqueta a rayas amarillas y negras y unos zuecos de madera. No se sabe muy bien qué es Kitarō, puesto que a lo largo de las historias demuestra tener extraños poderes, como por ejemplo el de la regeneración, que lo hacen inmortal. El caso es que el protagonista se ve inmerso en todo tipo de aventuras en las que intervienen fantasmas, espectros, seres sobrenaturales y todo tipo de yōkai del imaginario japonés; normalmente, Kitarō acaba ayudando a los seres humanos, aunque normalmente estos se sienten repelidos por él.
La gracia del manga es esta atmósfera oscura y de “terror” que desprende, así como todos los yōkai que van apareciendo. Esta obra tuvo tanto éxito en su momento, sobre todo gracias a su adaptación animada, que generó toda una fiebre por los yōkai en Japón; así, los niños empezaron a coleccionar figuritas de yōkai y a saberse de memoria todas las características de estos “terroríficos” monstruitos.
A mí el manga de Kitarō me ha gustado bastante, aunque la verdad tampoco le veo tanta gracia: hay otras obras de Mizuki que me han gustado mucho más. Pero también es verdad que sin Kitarō no habría habido todas estas otras obras que a mí tanto me gustan, y Mizuki nunca habría dejado de ser un mangaka del montón. Kitarō ha gozado de ni más ni menos cinco series de anime, una por cada década desde los años 60, y luego algunas miniseries paralelas. La adaptación más reciente terminó a finales de marzo de este año, con un total de 100 episodios. Por si fuera poco, los años 2007 y 2008 se realizaron películas de imagen real basadas en este personaje, por lo que se puede decir que Kitarō sigue gozando de muy buena salud en Japón pese a contar ya con 60 añitos a sus espaldas.

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lunes, 3 de agosto de 2009

Museo Memorial Shigeru Mizuki

  • Nombre del museo: 水木しげる記念館 –Mizuki Shigeru Kinenkan– Museo Memorial Shigeru Mizuki
  • Dirección: 5 Honmachi, Sakai-minato-shi, Tottori (684-0025) (Google Maps)
  • Cómo ir: A unos 10 minutos a pie de la estación Sakai-Minato de JR (línea Sakai), en un paseo por la adornada Shigeru Mizuki Road
  • Precio: 700 yenes (adultos), 500 yenes (estudiantes) o 300 yenes (niños)
  • Horario: De 9.30 a 17.00 (18.00 en verano). Admisiones hasta las 16.30. Cerrado los martes no festivos.
  • Web (solo en japonés): http://www.sakaiminato.net/mizuki/

(c) Mizuki Shigeru Kinenkan

Dentro de mi serie de posts dedicada a los museos y lugares más interesantes relacionados con el manga, y en conjunción con el “especial Shigeru Mizuki” que estoy realizando estos días, es el momento, cómo no, de centrarnos en el museo dedicado a este gran mangaka.
Sin embargo, tengo que decir que esta vez haré un poco de “trampa”, ya que cuando fui a Sakai-Minato, en verano de 2004, quedé tan embelesado con la calle Shigeru Mizuki (luego explico más) que cuando me di cuenta y quise ir al museo ya era demasiado tarde y estaban a punto de cerrar (fallo mío por no haber averiguado los horarios de antemano). O sea, que a pesar de haber ido hasta tan lejos (Sakai-Minato está tremeeeendamente lejos) desaproveché una oportunidad que no sé si podré volver a tener. Afortunadamente, el viaje no tenía el objetivo de ir a visitar el pueblo y el museo de Mizuki, sino que íbamos de camino a Matsue e Izumo cuando, recordando que en Sakai-Minato había “algo” relacionado con este autor (en aquel entonces no me interesaba tanto la obra de Mizuki y poca cosa conocía de él), sugerí hacer un desvío y un alto en el camino. ¡Y cuánto me alegro de haberlo hecho!

Estatuas de bronce en la Mizuki Shigeru Road

Sin comerlo ni beberlo, un viaje que estaba pensado como un fin de semana largo turístico por la costa del mar de Japón, pasando por la duna de Tottori hasta la bonita ciudad de Matsue y los famosos santuarios sintoístas de Izumo, adoptó tintes muy frikis gracias a esta visita, y también a que unos kilómetros antes habíamos parado en el pueblo de Gōshō Aoyama y habíamos estado un rato fotografiando las estatuas de Conan Edogawa que hay por ahí (ya contaré sobre esto en otro momento).

Un señor haciendo un "papá ojo" (arriba) y un cartel de bienvenida al pueblo

Sakai-Minato es el pequeño pueblo pesquero en el extremo occidental de la prefectura de Tottori (tocando a Shimane) donde se crió el gran Shigeru Mizuki. A finales de los años 80, como pasó (y sigue pasando) en tantos pueblos rurales japoneses, el cambio en los hábitos de los consumidores japoneses y la aparición de grandes supermercados y centros comerciales hizo que las “calles comerciales” con pequeños comercios de toda la vida perdieran vigor y se fueran convirtiendo en calles fantasma. Con tal de atraer al turismo (y el dinero que comporta) y revitalizar los municipios, muchos pueblos japoneses han intentado varias estrategias, algunas exitosas y otras no tanto. Así, algunos pueblecitos, aprovechando que son “el pueblo del mangaka X” o “el pueblo donde vivió el dibujante Y”, empezaron a crear museos y áreas temáticas para ver si conseguían atraer a turistas. Este es el origen de muchos museos dedicados a mangaka que hay por todo Japón, de hecho, y el de Shigeru Mizuki no es una excepción.
Así, en 1993, la pequeña ciudad de Sakai-Minato, donde se crió Mizuki desde su más tierna infancia, decidió dedicarle la entonces desangelada calle comercial, que pasó a ser conocida con el nombre de “Mizuki Shigeru Road”, e instaló un total de 23 estatuillas de bronce con personajes de Mizuki. A lo largo de los años, el número de estatuas se fue ampliando hasta las 120 actuales y, al recibir las visitas de miles y miles de turistas y curiosos, se puede decir que el pueblo tuvo un gran éxito en su cometido.

Más y más estatuas de monstruitos

Finalmente, en 2003 se abrió el museo dedicado a este gran mangaka, de nombre Museo Memorial Shigeru Mizuki. Al museo no pude ir, pero el año pasado, en la Kitarō Chaya (Tetería Kitarō, en otro post hablaré de ella) pude hacerme con el magnífico libro-catálogo que presenta los contenidos del mismo, así que ahora sé muy bien lo que me perdí *sigh*.
El museo se puede dividir en cuatro partes, grosso modo. En la primera de ellas se nos presenta la vida de Mizuki a través de fotografías y vídeos, y se nos dan muestras de sus obras, tanto a través de páginas originales como a través de libros publicados en la época. También se muestran sus obras pictóricas de juventud y algunas muestras de kamishibai (teatrillo callejero con ilustraciones) creadas por él.

Dioramas del interior del museo. (c) Mizuki Shigeru Kinenkan

Otra zona, cómo no, está dedicada a los yōkai, los monstruitos que él rescató del cuasi olvido folclórico y devolvió a la primera fila para darlos a conocer entre los japoneses de todas las edades. En esta parte podemos ver dioramas y figuras muy bien hechas que representan a estos seres sobrenaturales tan carismáticos. Otra parte del museo, más pequeñita, presenta una colección de máscaras étnicas, ya que Mizuki suele comprar este tipo de objetos cuando viaja al extranjero, una de sus pasiones. Esta parte, por cierto, está relacionada con la zona del museo donde se presentan fotografías y recuerdos de Mizuki en sus viajes alrededor del mundo.

Reproducción del estudio de Mizuki... ¡Con el propio Mizuki en persona! XD (c) Mizuki Shigeru Kinenkan

Finalmente, en la segunda planta hay un espacio dedicado a exposiciones temporales, imagino que no limitadas a Mizuki y su obra.
Al museo, como ya he dicho, no pude ir, pero la calle con las estatuillas me encantó a mí (por supuesto), pero también a los tres amigos que me acompañaban en ese viaje. Y eso que yo era el único que conocía (aunque fuera de refilón) a Mizuki antes de llegar a Sakai-Minato. Con esto quiero decir que si alguna vez vais por esa zona, o queréis visitar Izumo y Matsue (viaje muy recomendable), no descartéis parar en Sakai-Minato, porque vale muchísimo la pena.

Detalles de la Mizuki Shigeru Road. Me gusta la "Peluquería Kitarō"

Las estatuillas están todas muy bien realizadas y encima los comercios que hay por la zona también se aprovechan del “tirón yōkai”, lo que lo hace muy divertido. También se venden numerosos recuerdos y chorraditas varias y se puede ir a rezar incluso al “Santuario Yōkai”. En definitiva, ¡que vale mucho la pena!
Por cierto, aquí tenéis más fotos interesantes de la calle en cuestión.

El Santuario Yōkai

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