Ya para acabar de enterrar mi ya de por sí maltrecha reputación (proceso que empezó cuando inicié este blog en el que me retrato como friki redomado), haré otra confesión, hala. Una de mis pasiones es realizar largos paseos por las ciudades japonesas en las que he tenido la suerte de residir o de visitar a fondo. En su momento ya me pateé Kioto, después Yokohama (y partes de Tokio) y luego Osaka de arriba abajo. Últimamente estoy en una etapa tokiota, ya que las circunstancias laborales me llevan a menudo a esta ciudad tan enorme y que tanto me gusta. Es en estos paseos cuando descubro lugares entrañables, belleza secreta que no sale en las guías, tiendas extrañas, love hotels bizarros o gente maravillosa (o al contrario, aunque afortunadamente abundan poco).
Pero claro, pasear porque sí tampoco me acaba de gustar mucho, así que suelo ponerme un objetivo y caminar hacia él desde una estación que no sería la obvia, sino dos estaciones antes o algo así, o marcarme dos puntos y caminar de uno al otro, mapa en mano. Y claro, estos objetivos muchas veces tienen que ver con el manga, cómo no puede ser de otra manera. Un día hice un tour de editoriales desde fuera que fue un palizón pero que me encantó porque descubrí grandes lugares. Un día pondré ese recorrido con fotos, para que veáis el cacho edificio de Kôdansha (con un templo precioso muy cerca, ¡sorpresa!), la zona de imprentas, Kadokawa, Shûeisha, Shôgakukan, etc.
Pues bien, hace un par de días realicé una de estas excursiones. Fue una muy bonita porque hizo muy buen tiempo y ya los cerezos estaban casi-casi floridos a tope (hoy es una pasada). La cosa empezó en la estación de Kichijôji, desde el que subimos a un bus hacia el templo Jindaiji. Allí visitamos la "Casa de té de Kitarô" (鬼太郎茶屋 Kitarô Chaya), una especie de tienda-museo de Shigeru Mizuki, el mangaka rey de los
yôkai japoneses, un crack de tío al que admiro mucho y del que próximamente se publicará su biografía de Hitler por parte de Glénat (espero que también apuesten por sus otras obras más representativas -las de
yôkai-, que tiene un chorro y de grandísima calidad). Gratísima sorpresa, sinceramente. Otro día hablaré más a fondo de esta Kitarô Chaya porque no solo la tienda en sí es deliciosa y está fantásticamente decorada y ambientada, sino que los aledaños del templo en el que se sitúa son un verdadero oasis de tranquilidad y naturaleza. Gran descubrimiento.
Desde la casa de té, caminamos hasta la estación de Chôfu 調布, un buen paseo de unos 40 minutos en el que tampoco hicimos grandes descubrimientos, la verdad. Zona suburbana de Tokio, ciudad dormitorio, nada destacable. El objetivo: el bar-restaurante Jackson Hole.
Resulta que este bar-restaurante, que es uno de cientos de miles que hay en Japón, no tiene nada de especial si no fuera porque sale en la serie
Nana. A menudo sus protagonistas van a este bareto con ambientación de Wyoming, a tomarse una hamburguesa. Es curioso porque generalmente en los manga no salen sitios reales, sino inventados, pero este es una excepción. ¡Hasta el jefe, Satô Kôichi, sale con su nombre verdadero! En cualquier caso, a mí
Nana me encanta. Inciso: si eres de los machotes a los que no les va el
shôjo, no seas burro y no dejes de leer esta serie simplemente porque la etiquetan como
shôjo. Es altamente recomendable, ¡de verdad!
Debido a que no tengo escáner aquí, no puedo poner imágenes del manga en las que salga el Jackson Hole, pero seguro que los que sigáis la serie tenéis presente cómo es por dentro, con esa barra de madera tan característica.

El cartel del Jackson Hole que se ve desde fuera.

La entrada del restaurante. Ojo porque hay que bajar unas escaleras (está en el sótano de una oficina de correos. , sí, es un poco rarito). Aquí debajo, la única imagen que he encontrado por Internet. Es del anime de Nana, y ya veis que es idéntico.


El interior del restaurante, con su característica barra de madera. Lo curioso es que no están aprovechando nada la publicidad que les ha brindado
Nana y no han variado ni un ápice la decoración. La única referencia a
Nana que hay en todo el bar-restaurante es un tomo del manga abierto por una página en la que se ve una viñeta del bar, en una de las vitrinas que hay en la pared. Según el propio Satô Kôichi (XDDD), "si empezara a poner cosas de
Nana por aquí, quedaría muy cutre" (literal). Un tío muy sobrio, el amigo Kôichi, y fiel a sus principios.

La famosa "Jackson burguer" que comen los protas de Nana en este bar. ¿Mi sincera opinión? Estaba buena, pero tampoco para tirar cohetes.

Otra panorámica del interior del bar-restaurante. Está granulada porque fue tomada con otra cámara y puse el modo "High ISO" ya que no se pueden hacer fotos con flash. El de la camiseta de rayas es Satô Kôichi in person. Ese día no llevaba su característico gorro, tsk...

Si queréis hacer la misma frikada de ir al Jackson Hole si tenéis la suerte de ir a Tokio, aquí un mapilla para encontrar el sitio. Es bastante fácil, la verdad. Desde la estación de Chôfu (línea Keiô, desde Shinjuku o Shibuya -transbordo en Meidaimae en este último caso-), salís por la salida sur y pasáis por el lado del Green Hall, torcéis a la derecha y al cabo de poco a la izquierda (veréis el centro cultural comunitario). Camináis recto unos metros hasta que a la derecha veáis el ayuntamiento de Chôfu; justo delante del ayuntamiento hay una oficina de correos. El Jackson Hole está en el sótano.
ACTUALIZACIÓN MARZO 2009Como bien indica ALGOGOKU, hace ya un tiempo que el Jackson Hole, tal y como lo comento en esta entrada, ha desaparecido. El restaurante ha cambiado de ubicación y, claro está, ya no es el mismo que el que aparece en Nana, y al parecer Satô Kôichi tampoco está. Para más detalles, mirad los comentarios y leed el post de ALGOGOKU.